Pasamos por acá para compartirte la historia de parto y postparto de Débora y Baltazar. 🫶 ¡Esperamos que la disfrutes mucho!

Historia de Parto de Débora:
Me internan un lunes a mis 40 semanas, útero cerrado, Baltu estaba muy cómodo y no hay indicios que quiera salir. A decir verdad me interno angustiada. Al día siguiente después de monitorearme empieza la inducción. Con toda la esperanza me camino todos los pasillos del hospital y solo por la tarde noche empecé con unos dolores pero aún no eran contracciones.”

“Miércoles al mediodía última pastilla inductiva, rompo bolsa, pierdo tapón mucoso y comienzan las contracciones cada 3 min sin parar. Respiro, me concentro y visualizo mí parto con amor.” ¡Recordá tener a mano el Splash de ambiente “Equilibrio y Calma” y las afirmaciones que son súper poderosas!

Pero las horas pasan, me revisan cada 3/4 horas y sigo en 2 de dilatación. A las 19.45 más o menos me revisan por tercera vez y sigo en dos. Ya sin fuerza habiendo perdido el control, ya cansada de tanto dolor pido la cesárea.

Me invade un sentimiento de frustración, lo dí todo pero no dilaté.

En 15 minutos estaba en quirófano con mas miedo que antes y a las 20.10 nacía mi rey mago.”

Fue doloroso mi trabajo de parto como lo fue ir a la habitación y no poder alzarlo ni hablar para que escuche mi voz. Hice todo al pie de la letra para recuperarme rápido. En silencio lloré y contemple lo más lindo que hice en mi vida.”

 

 

¡Momento postparto!

“Ya siendo jueves, pasadas las horas me reincorporé, caminé, me ayudaron a bañarme, a higienizarme. La Mombottle fue de gran utilidad, yo no quería ni mirar mi herida y tampoco que el agua de la ducha me pegue directo. Así que la botella me sirvió para la herida y para cada vez que fui al baño.

“El día sábado recién, nos dan de alta. Me voy feliz con un bebé sano pero también con un cuerpo que sigue hinchado, una herida que me recuerda dolor, miles de sentimientos encontrados. En casa me animo a bañarme tranquila, me puse una musiquita, me abrace, toqué mi nuevo cuerpo y me descubrí, le agradecí, lo honré, lloré.”

La herida comenzaba a picar, me puse en mi trusa, el Mompad frío y al ratito me alivió. Qué poderosas, qué fuertes, qué mágicas somos las mujeres. En casa quería hacer todo, alimentar al bebé obviamente, cambiarlo en la madrugada, calmarle los cólicos, preparar la comida, lavar la ropa del hospital, ¡todo! Me agarró un modo negación de ayuda: ¡yo puedo! ¡Yo puedo todo!

Como si me sintiera culpable por haber terminado en cesárea y que tengan que cuidarme. Mi pareja me retó, me planteó que estaba para ayudarme, que deje de moverme de tal manera, que cuide mi herida. Y ahí pude soltar, salir de ese loop y dejarme ayudar.”

“¡Sí podemos! Pero también somos abundantes recibiendo ayuda, dejando que nos ayuden.”

“Así comienza mí etapa de puerperio y posparto. Con sueño, pues Baltazar se está adaptando y sé que nos esperan noches dificiles pero me repito : HOY NO ES SIEMPRE. ¡Solo quiero estar bien para él! Y sanar.

Gracias chicas por acompañarme en este proceso con tanto amor y respeto, son mucho más que una marca de productos, son mamás acompañando a mamás."

Nos emocinó muchísimo este relato. 

Gracias Debo por compartirlo y ayudarnos a visibilizar esta etapa. 🫶

Queres compartirnos la tuya? Escribinos!

Besos,

Joy y Nannu